The Maltese Falcon (1941) – Un noir de lo más correcto.

Por Facundo Anselmi

The Maltese Falcon es un film estrenado en 1941, escrito y dirigido por John Huston, basado en la novela del mismo nombre, y protagonizado por Humphrey Bogart en el papel de Sam Spade, Peter Lorre en el papel de Joel Cairo, y la bella Mary Astor en el papel de Ruth Wonderly.

Cómo todo film de la época, y más del genero de película negra, The Maltese Falcon va a seguir una estructura determinada a la que se va a apegar en todo el transcurso del metraje, desviándose poco de ésta y con una rigidez propia del tipo de película y de ser una adaptación de una novela, la cual Huston busco reproducir con la mayor fidelidad posible.

Desde la presentación de los títulos iniciales, la película nos muestra lo que va a ser el objeto en torno el cual va a girar el argumento, el “McGuffin”, el Halcón Maltés. Y es que se hará más evidente a medida que el film progresa, pero la trama tendrá poco tiempo para cuestiones que no tengan que ver con sus dos finalidades principales: la búsqueda de la verdad sobre el misterioso objeto, y la relación de “amor” entre Spade y Miss Wonderly.

Siguiendo las características del cine clásico de la época, la acción en pantalla comienza enseguida, sin dar mucho contexto de quienes son estos personajes, porque deberían importarnos, cuales son sus motivaciones, etc. El argumento asume que el espectador será capaz de llenar esos huecos tacitos e implícitos con los detalles de la escenografía y las actuaciones de sus personajes. Y si nos centramos en los personajes, al igual que el argumento, se mantendrán exclusivamente dentro de los arquetipos que representan, utilizados para llegar a dar un mensaje, más que reinventar clichés o dar gran profundidad a ellos. Es una película dirigida más que nada por su argumento, no por sus personajes.

Estos clichés o arquetipos son los presentes variedad de películas de la época: El hombre, fuerte y asertivo, tiene la capacidad de resolver los problemas que la pobre mujer indefensa no logra solucionar por su cuenta. El protagonista masculino es frío, calculador, incluso en momentos en dónde el espectador moderno esperaría que se mostrase emociones (el asesinato a sangre fría de su compañero).

La mujer, por su parte, se presenta como un crisol de emociones, manipulables y pasionales. Y principalmente en este filme, solo hay dos lugares para la mujer: la femme fatale, encarnada en Miss Wonderly (y en menor medida en la viuda de Archer), o la mujer materialista, que cuida del detective, encarnada en su secretaria.

La acción sigue con su avance frenético, sin tiempo alguno para conocer en detalle a personajes que no van a servir a la trama más que para que ésta siga en movimiento o para dar una motivación para involucrarse personalmente en el misterio, tal como sucede con la muerte de Archer a pocos minutos de comenzar la película. A los ojos del espectador actual, el ritmo de avance podría encontrarse demasiado acelerado, las actuaciones rígidas y su transmisión emocional débil, casi robóticas, repitiendo el guión de memoria. Esto quizás puede deberse al ya mencionado propósito del director de tratar de adaptar líneas de la novela directamente al film, y al hecho de que esté haya sido su debut directorial.

Siguiendo los clichés del género y la época, los policías son presentados como antagónicos, e incluso torpes y entrometidos, no dejando al lobo solitario (Spade) resolver lo que sucedió, y persiguiendolo fútilmente, incluso obstaculizando la investigación. Después de todo, el protagonista no debería de ser cuestionado en su honor. “Se le perdona” a su secretaria, en su condición de mujer y la perspectiva de época sobre ella, considerando que sus emociones no son tan fácilmente controladas como las de un hombre.

La película, entonces, va a realentizar su ritmo cuando tiene que cubrir una de sus principales características como film noir: el romance heterosexual entre el protagonista y la femme fatale. Sus desarrollos son los únicos importantes para la trama, incluso si su transformación y evolución es mínima o nula. Sin embargo, ese romance está solo implícito.

Spade no confía en ella, e incluso en su primer beso, parece que Spade lo hiciera para aprovechar la ocasión de superioridad frente a la pobre Miss Wonderly, más que un amor pasional verdadero. Un verdadero canalla si los hubiera.

En la escena del interrogatorio de los dos policías en el departamento del detective, el ritmo vuelve a detenerse, está vez porque llegamos al centro de la trama fuera del romance, el McGuffin, y en menor medida, para demostrar un desarrollo de Spade, señalando que no es solo músculo. Su lengua utilizada para el convencimiento es casi tan afilada como el arma que le da su apellido. Sus habilidades y comportamientos irán alternando en pos de la persona que tiene enfrente. Con Gutman, por ejemplo, finge valentía y temperamento para ocultar el peligro en el que él sabe que se encuentra, minimizando temporalmente la diferencia de poder entre ellos.

Casi de la nada, en una escena posterior se nos muestra que el romance está consumado prácticamente luego de una noche, Spade y Wonderly se llamarán “darling” y “sweetheart” entre ellos. Quizás es una perspectiva errónea, pero observando la película en su totalidad, el romance pareciera que desarrollarlo orgánicamente no es lo importante. Es otro elemento que se utilizará en pos de la trama y el protagonista, en este caso, solamente como propagador de la idea que las mujeres caen ante Spade, sea Miss Wonderly, la viuda de Archer (si bien de forma más sutil) o en menor medida, su secretaria, sin demasiada necesidad de explicación al porque son atraídas hacia él. Uno de los personajes que continuará está característica y la trasladará al cine moderno o contemporáneo, en menor o mayor medida, es el agente con licencia para matar, James Bond.

Si hablamos del McGuffin en sí, el bendito Halcón, se demuestra en una escena como un tesoro internacional con una paradoja en cuanto a su pertenencia. No es de nadie más que de aquel que lo posea en el tiempo presente, y aún así carga con la historia de múltiples lugares por donde pasó. Incluso se señala de forma jocosa la imposibilidad de definir a quién pertenece originalmente la estatuilla. Mucho nos dice aquello de la justificación que ronda estás épocas del proceso colonizador de las potencias europeas y que en el futuro encarnará Estados Unidos. A la par, este tesoro añade un pequeño toque de aventura, que es inusual de ver en los ejemplos más clásicos de este cine negro.

Siguiendo con la figura en cuestión, la obsesión que parece contraer Spade con perseguir el Halcón, lo lleva incluso a poner en peligro su vida y la de sus “compañeros”, quizás mostrado como la primera característica negativa explícita en el personaje. La moralidad es algo en lo que ciertamente no se preocupa el film. El protagonista es moralmente ambiguo, aprovechado y solo sigue el dinero, excepto cuando se trata de la femme fatale. Sin embargo, esto veremos que da un giro al final de la película.

Entonces el film, en la marca de hora y cuarto aproximadamente, deja de preocuparse por los personajes, y su trama se centra específicamente en el MacGuffin. Lo cual quiere decir que su ritmo se ralentiza aún más, y, como los personajes, las noches de charla se hacen largas y pesadas, y nuestra atención regresa con la llegada del Halcón al departamento.

Pero nos damos cuenta rápidamente que en realidad no arribó realmente. Es una falsificación, lo cual hace caer en la desesperación por un momento a los personajes. Pero la búsqueda por la riqueza del halcón debe volver a retomarse. Y en un último chispazo de brillantez de parte de Spade, los tres hombres peligrosos en el apartamento son despachados, y puestos en la mira de la policia, y Miss Wonderly “cae bajo la trampa” del perspicaz detective, quien muestra por fin todas sus emociones contenidas en un asombroso monólogo que hace de la historia policial vista hasta ahora, una historia sobre la búsqueda de retribución y de los responsables de asesinar a sangre fría a su compañero detective.

Incluso vemos lo que se atestigua puede ser un ápice de moralidad oculta en Spade, cuando declara que su reputación corrupta y peligrosa puede servirle en su negocio, pero no siempre es la realidad completa, mientras rechaza los avances de Miss Wonderly (aunque no del todo) en busqueda de la justicia.

Y así llegamos al culminar de una película estructuralmente correcta, sin mucho que decir más que lo esperable, pero con un final que da una pequeña vuelta de rosca a lo esperado del género. Spade se retira en la cortinilla final, quizás no con su co-actriz femenina en sus brazos, pero con la verdad revelada al fin, y un amigo hecho justicia, algo que para el hombre de la época puede haber importado incluso más que una cara bonita.

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